DISFRUTANDO AL MÁXIMO NUESTRA SEXUALIDAD

 

No es lo mismo acariciar tímidamente con el roce de los dedos la mano de otra persona, ni los besos intensos, de quien ubica en esto su sexualidad, de quien la ubica en los genitales o de quien la ubica en todo el cuerpo- erógeno y excitable- lleno de piel sensible, es decir, de tacto.

 

Quien piensa en genitales cultiva un solo significado y renuncia a otro, al igual quien se limita a las caricias y besos; pues quien se da la oportunidad de sentir y expresar por el cuerpo, vive y disfruta sin restricciones. No con esto quiero decir que con los demás estilos de vida no se pueda ser feliz.

 

Así iniciamos por la caricia y el beso como el primer contacto sexual íntimo aceptado por la sociedad, esa conducta erótica pública y ritualizada (aceptada), como la iniciación del noviazgo –al menos en occidente-. Al final y sin darnos cuenta es una forma de comunicación no verbal de lo que no se puede expresar con palabras, inclusive en algunos casos sustituye al “me gustas”, “te deseo”, “¿te casas conmigo?”. Tan poderoso fue y sigue siendo el contacto no solo visual sino bucal que nosotros humanos, modificamos el "coito a tergo" –coito posterior- por el coito “face to face" –de frente- para poder vernos y descubrirnos corporalmente en el otro.

 

No se podía dejar atrás el romanticismo de los besos y caricias, que sirven como parte introductoria, ya que el ser humano nace sexuado, pero se hace erótico; nacemos con piel, esto nos hace capaces de sentir nuestro entorno, así crecemos hasta el momento que tanto hombres como mujeres conectamos nuestros sentidos con un aspecto que está ahí siempre latente que es nuestra sexualidad, que no solo está relegada a una función reproductiva sino que es capaz de proporcionarnos placer.

 

De esta manera cuando nos hacemos adolescentes, vemos que aparecen cambios emocionales y físicos trascendentales de desarrollo, es a lo que la sociedad denomina volverse “hombres y mujeres” propiamente dichos.

 

Percibimos que surge la atracción física, cuando miramos a las niñas encantadoras, y a las niñas les empiezan a gustar los niños, su sonrisa, sus chistes, su peinado, su inteligencia, sus manos, etcétera (proceso similar sucede en diferentes orientaciones sexuales).

 

Así empiezan los acercamientos y cada uno va encontrando su pareja; algunos inician mandando chocolates, después se toman de la mano, se invitan al cine, se llevan flores; de esta manera pasan los meses, existen parejas que pasan así durante dos, tres, cuatro, cinco e inclusive diez o más años manteniéndose agarrados de un beso o de una mano. Las parejas que viven por años en una relación de noviazgo se conocen, se disfrutan, pero las que viven una relación de pareja sin sexualidad ¿también se conocen?. A mí me parece que sí y que no, es decir, a medias, sea que estén o no casados, lo que interesa es saber si son pareja con todo lo que esto implica, porque la función de pareja es ensayar a través de sus primeras experiencias y contactos. Tendría que aclarar que solo

intento explicar cómo parte de nuestro cariño, deseo y placer se expresan a la otra persona a través de la sexualidad.

 

En algún lugar hemos oído sobre la famosa “prueba de amor”, a la que yo le llamo “pruebita de sexualidad”, que en ocasiones tenga amor o tintes de amor es distinto, pues el amor no se prueba, el

amor no se pide, ni se anda dando muestras gratis para ver quién es el mejor postor, esto es un proceso reciproco, donde la pareja se prodiga amor en todas sus expresiones; cuando ambos deciden tener relaciones sexuales, -y recalco ambos-, deben considerar que el mejor momento para iniciar nuestras relaciones sexuales no es a una edad determinada, tal vez tengamos limitantes cronológicas para reproducirnos, pero no para disfrutar de nuestra sexualidad y debemos empezar cuando estemos seguros y cómodos, cuando lo queramos hacer puesto que no hacerlo es un derecho también.

 

El iniciar una relación sexual implica tomar una decisión, cuando se tiene una relación sexual se procura que ambos logren satisfacción, y si esto no está pasando en la pareja, algo está fallando, quizá la comunicación. Vayamos al punto que se ha dejado para el final, hay muchas relaciones que conozco, relaciones que se conjugan en el simple placer de tener sexo, como si en las relaciones solo existieran penes y vaginas, sin considerar al hombre o mujer que la poseen- que está detrás de ellos-, como si los genitales actuaran por sí solos y fueran los únicos protagonistas. Por otro lado existen otras parejas que viven quizá engañadas pensando en que los hombres y las mujeres viven de pura emoción y sentimiento y que la sexualidad se hizo para procrear hijos.

 

Es esta la conclusión a la que quería llegar, tal vez no es importante cómo se inicie la relación, algunos “tiene relaciones sexuales primero y luego se enamoran” “otros se enamoran y luego tiene relaciones sexuales” y “otros nada mas tiene relaciones sexuales y otros no más se enamoran”. También existen personas que prefieren la masturbación excluyendo otras prácticas de tipo sexual en pareja, pero el placer que se tiene al contacto inclusive no sexual con otros es placentero, ahora cuanto más será si empezamos a acariciarnos, a besarnos, a tocarnos, a sentirnos y amarnos y así llegar a la sexualidad.

 

Entonces se cae en la cuenta que la sexualidad es más que genitalidad y es más que sentimiento, sino más bien la conjugación de dos personas dotadas de mente, cuerpo y emociones.

 

Cuando en una relación de pareja se dan estas tres condiciones se logra la estabilidad, obviamente que existen factores, obviamente que somos humanos y obviamente cometemos errores, si una pareja vive con emoción y mente su relación, se conocen en eso, en sus planes, en sus gustos, en sus actividades, en sus estados de ánimo, sus reacciones y sus dolores; pero cuando inician una relación sexual se comienza un nuevo redescubrimiento de otros gustos, otro cuerpo, de otros sentidos y de otros placeres e inicia una nueva comunicación interpersonal. Y en ese momento se deja el autoerotismo para empezar a erotizar y erotizarse en pareja, es eso a lo que llamamos placer o placeres, esto se diferencia del orgasmo que es el clímax de la respuesta sexual, este último se puede buscar y dura unos segundos mientras la mujer tiene contracciones intravaginales y el hombre eyacula, cuestión de segundos, el placer sexual está antes, durante y después de ese orgasmo, eso es lo que se encuentra y no se busca y produce mayor satisfacción dentro de la relación de pareja.

 

En resumen, somos seres sexuados que aprendemos del erotismo, somos humanos que nos enamoramos no de un estilo sino de un cuerpo entero, dividido en nuestros pensamientos, emociones y sentimientos y en nuestra sexualidad, cuando conocemos eso de nosotros y de nuestra pareja, entonces disfrutamos al máximo, aún más si le agregamos una pizca de comunicación y pasión.

 

No he hecho referencias a la belleza, a la edad, al género, a la orientación sexual, o de personas con algún tipo de discapacidad. He hablado de sexualidad y ahí cabemos todos. Todos somos seres sexuados, que vivimos como tales, expresando con libertad nuestra sexualidad y con el mismo derecho a la felicidad.

 

 

PSIC. WILLIAM HENRY GRIJALVA SANTOS